"El Tren de Layda es un derroche criminal y soberbia en un estado en ruinas": Ricardo Medina Farfán

En Campeche, mientras las familias carecen de hospitales, las escuelas se caen a pedazos y la inseguridad crece sin freno, la gobernadora morenista Layda Sansores celebra con soberbia la construcción de un Tren Ligero de 4 mil 200 millones de pesos. Lo presume como una gran inversión, pero en realidad es una bofetada al pueblo que exige servicios básicos, no caprichos disfrazados de progreso.

El presidente estatal del PRI, Ricardo Medina Farfán, lo expresó sin rodeos:
“Ese presupuesto se pudo haber utilizado para seguridad, carreteras, parque vehicular para transporte público, educación e inversión para los municipios, pero sobre todo para tener un sistema de salud de calidad, temas que sí son importantes para los campechanos.”

Nada más cierto. Mientras se derrochan miles de millones en un tren que nadie pidió, el presupuesto para salud apenas alcanzará los 1,852 millones de pesos en 2025. Para seguridad, apenas 1,017 millones. Y el total destinado a los municipios es de 2,323 millones, es decir, menos del 60% de lo que costará el Tren de Layda.

¿Y los servicios básicos? Reciben migajas: agua potable, 235 millones; becas, 27 millones; caminos y calles, 55 y 289 millones respectivamente. Todo eso junto no alcanza ni la mitad de lo que se va a tirar en un solo proyecto.

Y como si no fuera suficiente, la obra ya está generando consecuencias: inundaciones en zonas habitacionales, provocadas por la mala planeación y la falta de infraestructura adecuada. Otro golpe más a quienes viven el abandono todos los días.

Este tren no es símbolo de modernidad. Es el reflejo de un gobierno ególatra, desconectado y soberbio, que apuesta por la propaganda y el cemento mientras los verdaderos problemas de Campeche se hunden en el olvido.

Layda construye rieles para su ego, no para el pueblo. La historia la juzgará por su desprecio a la realidad y por convertir una necesidad de desarrollo en una obra de vanidad millonaria.