¡Lo que nadie se atreve a decir sobre los millones del gobierno!
Alejandro Moreno, presidente nacional del PRI, ha desenmascarado la red de corrupción y amiguismo en la que el gobierno federal ha convertido los recursos públicos, mostrando que mientras el pueblo sufre carencias, los aliados del poder se llenan los bolsillos.
9/14/20252 min read


En un país donde la opacidad se ha vuelto regla y no excepción, el presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno, ha levantado la voz para evidenciar lo que pocos se atreven a señalar: la corrupción del actual gobierno federal no solo es descarada, sino que se esconde tras discursos de austeridad que jamás llegaron a cumplirse. Mientras millones de familias mexicanas enfrentan la falta de medicamentos, empleos mal pagados y servicios públicos deteriorados, los contratos multimillonarios terminan en manos de amigos del poder, que se enriquecen bajo la sombra de la complacencia oficial.
Moreno ha denunciado con firmeza que esta administración convirtió el presupuesto en un botín político, utilizando la narrativa de “transformación” para justificar decisiones que en realidad favorecen a grupos selectos. No se trata de simples errores administrativos, sino de un esquema planeado para entregar obras, programas y recursos a un puñado de beneficiarios cercanos al gobierno, dejando a la ciudadanía en el abandono. En su papel como líder opositor, Alejandro Moreno ha recordado que cada peso desviado es un golpe directo al bienestar de millones de mexicanos, un agravio que no puede normalizarse ni quedar en silencio.
El dirigente priista ha resaltado que el costo de esta corrupción se paga en hospitales sin medicinas, en carreteras inacabadas y en programas sociales que jamás llegan a los más pobres. “Mientras los funcionarios de Morena llenan sus cuentas y construyen su propio imperio, el pueblo sigue esperando la transformación que nunca llegó”, ha señalado. Sus palabras no son meras acusaciones, sino la constatación de una realidad que se palpa en cada rincón del país: la distancia entre el discurso oficial y la tragedia cotidiana de millones de familias que sobreviven sin oportunidades.
Lejos de quedarse callado, Alejandro Moreno se ha posicionado como un opositor incómodo para el gobierno federal, pues insiste en desenmascarar la red de amiguismo y corrupción que opera en lo más alto del poder. Su postura no solo es una crítica, sino un llamado urgente a rescatar la transparencia, a devolverle al ciudadano lo que es suyo y a frenar el saqueo de las instituciones. Alito ha dejado claro que el silencio cómplice nunca será opción para el PRI y que, mientras él esté al frente, seguirá denunciando los abusos del poder con nombre y apellido, porque México merece un gobierno honesto, no un negocio entre camaradas.