México bajo escrutinio: denuncian ante la ONU persecución política contra Alejandro Moreno
Defensores de derechos humanos con estatus consultivo internacional alertan sobre el hostigamiento que enfrenta el opositor mexicano.
8/18/20251 min read


La voz de organismos de derechos humanos internacionales se ha unido para advertir sobre el hostigamiento que enfrenta Alejandro Moreno en México. Con pruebas en mano, Davika Bissessar y James Finis anunciaron que denunciarán ante la ONU la persecución política y judicial ejercida contra el líder opositor, enfatizando que su caso debe ser considerado una prioridad para la defensa global de los derechos humanos.
El señalamiento cobra especial relevancia porque, más allá de lo político, toca directamente los cimientos del Estado de derecho en México. Si las instituciones encargadas de impartir justicia son utilizadas para fines partidistas, se debilita todo el marco democrático y se pone en riesgo la confianza ciudadana.
Los expertos internacionales remarcaron que la persecución contra un líder opositor no es un asunto aislado, sino parte de una dinámica más amplia donde los regímenes intentan acallar las críticas y perpetuarse en el poder. Por ello, insistieron en que México debe ser examinado con lupa, pues lo que está en juego no es solo la trayectoria de un político, sino el futuro de su democracia.
Davika Bissessar y James Finis, con amplia trayectoria en defensa de derechos humanos, expresaron que la presión ejercida sobre Moreno es una violación grave al Estado de Derecho. Para ellos, se trata de un claro ejemplo de cómo el poder utiliza la justicia para silenciar disidencias.
Los líderes recordaron que la historia de América Latina está marcada por regímenes que, al amparo de leyes y tribunales, sofocaron a sus opositores. A su juicio, México no puede repetir esos errores sin enfrentar consecuencias diplomáticas y sociales.
Los organismos confirmaron que el caso será llevado a Naciones Unidas y se difundirá en redes regionales de derechos humanos, a fin de visibilizar lo que califican como “una persecución sistemática”.
Más allá del caso individual, los activistas pusieron sobre la mesa una pregunta incómoda: ¿puede un país presentarse como garante de los derechos humanos mientras persigue a quienes lo critican?