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¡Que me persigan a mí, pero no van a callar al pueblo!

Alejandro Moreno denuncia la persecución política que ha vivido durante el sexenio de Morena y acusa a Adán Augusto López de tener vínculos con el crimen organizado; señala la hipocresía del gobierno al reprimir opositores mientras protege a los verdaderos criminales.

8/8/20252 min read

Con tono firme y sin rodeos, Alejandro Moreno Cárdenas volvió a encarar a Morena desde el Senado: “Si alguien ha sido perseguido político en los últimos seis años, he sido yo”. La afirmación no es gratuita. Un Tribunal Colegiado ya resolvió que todas las acusaciones fabricadas en su contra eran improcedentes, lo que confirma, en palabras del líder priista, que el gobierno utilizó el aparato del Estado para tratar de destruirlo políticamente.

Moreno hizo énfasis en la gran diferencia entre él y figuras como el senador morenista Adán Augusto López Hernández: “Yo no estoy acusado de proteger criminales ni de tener vínculos con el crimen organizado. De eso está denunciado el senador Adán Augusto”. Y fue más allá: “Yo tengo carácter y no le tengo miedo a nada. Pueden encarcelar a uno o a dos, pero no pueden encarcelar ni callar al pueblo de México”.

En medio de un contexto político marcado por la polarización, la persecución de opositores y los crecientes señalamientos de vínculos entre funcionarios de Morena y el crimen organizado, la defensa de la democracia se vuelve una responsabilidad ineludible para las y los mexicanos. No se trata de una causa partidista, sino de proteger el único sistema que garantiza nuestras libertades, nuestros derechos y la posibilidad de disentir sin miedo a represalias.

Frente a un gobierno que busca concentrar el poder, debilitar las instituciones y acallar las voces críticas, defender la democracia es defender la pluralidad, la justicia y el futuro del país. Cuando los gobernantes imponen la censura sobre el debate, y la represión sobre el diálogo, lo que está en juego es mucho más que una elección: es la dignidad de un pueblo entero. La historia ha demostrado que las democracias no mueren de un día para otro, pero sí se erosionan si la ciudadanía guarda silencio. Hoy, más que nunca, México necesita una sociedad que alce la voz y no permita que el autoritarismo se disfrace de transformación.

¿Qué significa ser perseguido político?

En México, ser perseguido político implica que el gobierno utiliza instituciones como la Fiscalía, el SAT o los sistemas de inteligencia no para impartir justicia, sino para hostigar, intimidar o destruir a quienes piensan distinto o representan una amenaza electoral o ideológica. Durante los sexenios de la 4T, esta persecución no se ha limitado a los líderes partidistas. Periodistas incómodos han sido espiados con Pegasus, amenazados e incluso asesinados. Activistas sociales han sufrido campañas de difamación, congelamiento de cuentas, e investigaciones fiscales a modo. Todo mientras el discurso oficial repite “no somos iguales”, pero en los hechos replican y agravan las peores prácticas del autoritarismo.

Alejandro Moreno representa hoy una de las voces que más alto ha hablado frente a ese autoritarismo. Y lo hace con la legitimidad de quien ha enfrentado los embates del poder y ha salido firme. En contraste, muchos de los hombres más cercanos a Morena siguen acumulando denuncias por corrupción o crimen organizado sin que se les toque un solo cabello.

El PRI no se va a quedar callado, insiste Moreno, porque lo que está en juego no es solo un partido o una figura política: es el derecho de todos los mexicanos a vivir en libertad, sin miedo, sin censura y sin represión.